La tecnología tiene un avance exponencial y su evolución parece superar los límites de la racionalidad humana. Es evidente la asimetría existente entre el progreso tecnológico y el progreso de la mente de los seres humanos. Derivado de esto, se observan consecuencias importantes: nuestra capacidad para adaptarnos a los cambios tecnológicos, la capacidad de la tecnología para influir en nuestra toma de decisiones, la integración de dispositivos tecnológicos que optimicen tanto nuestra salud como nuestros hábitos, los nuevos descubrimientos que están por llegar (y que nos harán avanzar a pasos de gigantes), las consecuencias sobre salud mental, las derivadas de la explosión de la IA, etc...
Estos fueron algunos de los temas que The Cocktail puso sobre la mesa el pasado jueves 26 de enero en el auditorio de La Matriz. El objetivo principal del encuentro fue estimular nuestra capacidad de análisis sobre las tendencias actuales implicadas en áreas como la tecnología y el conocimiento de los individuos, así como sus posibles consecuencias en nuestro futuro. Como organización que da soluciones de tecnología basadas en el entendimiento profundo del individuo queríamos construir un punto de vista en común sobre un reto tan grande como lo es este.
El evento tuvo formato de mesa redonda y estuvo moderada por Álvaro Marín, Head en Behavioral Economics en The Cocktail, y protagonizado por tres grandes especialistas en tecnología y psicología: Dr. Manuel Martín-Loaches experto en psicobiología y Neurociencia cognitiva, Juan Pedro Nuñez Partido, experto en Funciones Mentales e Inteligencia Artificial, y Juan Lupión, Chief Technical Officer (CTO) en The Cocktail y experto en Inteligencia Artificial y en redes de neuronas artificiales.
“Somos anacrónicamente jueces de decisiones que otros van a tomar” (Juan Pedro Nuñez, experto en Funciones Mentales e Inteligencia Artificial )
Durante el evento, emergieron un sinfín de vías por las cuales es evidente que necesitamos conversar, cuestionarnos y debatir. Las tres ideas principales que contribuyeron a retar intelectualmente tanto a la audiencia como a los ponentes fueron las siguientes:
1. La tecnología tiene un desarrollo exponencial y nuestra capacidad de adaptación a ella es limitada. Sin embargo, este desarrollo no solamente tiene un alto coste a nivel adaptativo, sino también económico. La tecnología necesita una evolución constante que es tremendamente costosa. ¿Hasta qué punto esto es sostenible? ¿Podemos predecir el ritmo de su cambio?.
“Una reflexión a futuro que vamos a empezar a hacernos dentro de muy poco es cómo de sostenible es esto, por ejemplo, ChatGPT. Cuál es el impacto climático que tiene este tipo de sistemas va a comenzar a preocuparnos cada vez más” (Juan Lupión, Experto en Inteligencia Artificial y en redes de neuronas artificiales)
2. Anteriormente, la tecnología tenía la función de suplementar las funciones motrices de las personas, como las máquinas para la agricultura o la arquitectura. Hoy en día la tecnología podría tener una función a mayor escala: transformar la realidad. ¿Cuáles son sus efectos secundarios? ¿Podría la tecnología estar pensando por nosotros? ¿Es posible que en algún momento sustituya y mejore las capacidades del ser humano en cualquier ámbito?
“Kahneman dice que debemos dejar que la Inteligencia Artificial tome las decisiones por nosotros porque están más libres de sesgos y de ruido que nosotros” (Dr. Manuel Martín-Loaches, experto en psicobiología y Neurociencia cognitiva)
3. Finalmente, se introdujo el tema de la libertad, ¿tiene la Inteligencia Artificial libre albedrío? ¿Acaso los humanos lo tenemos? ¿Podría el paternalismo libertario estar inmerso también en las nuevas tecnologías?
“Toda la libertad que nos ha dado hasta ahora la tecnología ha sido para ejercitar más nuestras funciones cognitivas” (Juan Pedro Núñez)
Con todas las reflexiones que se pusieron sobre la mesa, cabe pararnos a pensar y reflexionar sobre qué nos depara el futuro en relación a esta asimetría… ¿Habrá un punto de inflexión o habrá adaptación progresiva o infinita? ¿Veremos una integración de dispositivos tecnológicos que interaccionen con nuestros cerebros? ¿Qué hay de la ética de cambiar la naturaleza humana y convertirnos a nosotros mismos en tecnología?
Preguntas como estas nos invitan a seguir reflexionando y pararnos a pensar hacia dónde deberían ir los próximos debates de mente y tecnología. ¿Cuáles deberían ser nuestras siguientes preocupaciones al respecto?
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